Ley, legalismo y religión N°4

A partir de la proclamación de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí relatado en Ex 20,1 ss., el pueblo de Israel fue creando un cuerpo legislativo, al que denominó la Ley y que quedó esparcido en el actual Pentateuco. A partir de la Ley nace su propia interpretación como responsabilidad de los ra...

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Päätekijä: Misioneros claretianos Provincia Colombia Venezuela
Aineistotyyppi: http://purl.org/coar/resource_type/c_8042
Kieli:spa
Julkaistu: Fundación Universitaria Claretiana 2022
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Linkit:https://repositorio.uniclaretiana.edu.co/jspui/handle/20.500.12912/1770
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Yhteenveto:A partir de la proclamación de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí relatado en Ex 20,1 ss., el pueblo de Israel fue creando un cuerpo legislativo, al que denominó la Ley y que quedó esparcido en el actual Pentateuco. A partir de la Ley nace su propia interpretación como responsabilidad de los rabinos o maestros, y de otros especialistas llamados Doctores y Escribas. En el tiempo de Jesús, los peritos en tal interpretación pertenecían o al grupo de los Saduceos o al de los Fariseos, cada uno con su estilo de mayor o menor amplitud en el cumplimiento de la Ley. Ambas escuelas llegaron a considerar la Ley como el valor supremo, llegando a absolutizarla de tal forma, que por encima de la Ley estaba solamente Dios y la única forma de acceder a Él era a través de su práctica estricta. En este sentido, se creía que mientras más fielmente se practicara la Ley, más cerca de Dios se estaba. Esta preocupación por dicha Ley, llevó a los dirigentes y al pueblo a descuidar todas las otras virtudes y preceptos, entre ellos el del amor.